Itineraria de reflejos, lírica y melancólica, dejo parte de mí en cada paisaje que visito, pero no hallo donde quedarme.. empapado, continúo mi camino, a donde quiera que dé.

.

Un tranquilo silencio sobrevuela las calles. El barrio se despereza poco a poco, aunque hace ya tiempo que ha amanecido. Las fachadas, los adornos,las palomas, el suelo húmedo... todo parece ir recuperándose, a ritmo de domingo, del ajetreo de anoche. Tan sólo los empleados de limpieza y algún repartidor marcan el acelerado latido de ciudad. En la única terraza abierta, un hombre escribe una nota con sonrisa lánguida, mientras parece observarlo todo con distancia, o detenimiento.