Itineraria de reflejos, lírica y melancólica, dejo parte de mí en cada paisaje que visito, pero no hallo donde quedarme.. empapado, continúo mi camino, a donde quiera que dé.

El sol cae sobre el edificio de la bolsa, y aún acaricia media fachada del bingo.
Hoy hace cinco años que estaba aquí mismo sentado, y decidí tirar lo poco que me quedaba de vida a un contenedor.
Ahora, con medio poema por hacer y unos zapatos viejos, sonrío sereno.
A veces me cuesta resumir un día, no sé hacerlo con un año... imposible con cinco.
Dientes de sierra. Más arriba y más abajo que nunca (y más hacia los costados también).
Parece toda una vida y, sin embargo, siento que aún estoy a las puertas de quien quiero llegar a ser.
Siempre en el camino sinuoso, tropezando, celebrando...
Intenso. Ha sido el lustro más intenso de mi vida, y también el más fructífero, en lo que de verdad importa.
Lo que me hace pensar que lo que ha de venir merecerá la pena.
Tengo mimbres más que suficientes, sonrisas y abrazos para construir puentes, puertas abiertas.
Y aunque a menudo me he defraudado, siento que he aprendido de mi bagaje, y algo me dice...
Alas y raíces...
Saber que tengo a dónde ir, y a dónde volver.
Y que esté donde esté, seré.

Sé que vienen años de grandes emociones, alegres y tristes.. y lo que más me gusta es que siento estos años frente a mí como una gran incertidumbre.
punto cero, Bilbao