Itineraria de reflejos, lírica y melancólica, dejo parte de mí en cada paisaje que visito, pero no hallo donde quedarme.. empapado, continúo mi camino, a donde quiera que dé.

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Morir atropellado
por los sueños
de quienes esperaban de ti
más
de lo que podías darles.
Sueños hijos de un surco
donde no cayó semilla.
Pedir perdón,
en un penúltimo flagelo,
por no querer
corona ni medalla,
por no entrar a la lucha
que les conceda el mérito
de ser
quienes te aplauden.
Por no estar a la altura,
no ante ti,
ni siquiera ante ellos,
ante los ajenos
a quienes pretendían mostrarte.

Volver a caer
en la misma maldita trampa
con la que nos llevan engañando
tanto tiempo:
el qué dirán.