Itineraria de reflejos, lírica y melancólica, dejo parte de mí en cada paisaje que visito, pero no hallo donde quedarme.. empapado, continúo mi camino, a donde quiera que dé.

El viento zarandea las ramas como una escaramuza rebelde, una holandesa se recoloca el fino vestido, de un rosa pálido como su expresión.
Es un viento cachorro, travieso, de vez en cuando se arrebata y hace sonar las persianas.
Arriba, un tipo flaco apura una última calada mientras parece sonreír a las primeras nubes que ve en mucho tiempo. Parecen bebés... a ver si es verdad, y lloran esta noche.
Gràcia