Itineraria de reflejos, lírica y melancólica, dejo parte de mí en cada paisaje que visito, pero no hallo donde quedarme.. empapado, continúo mi camino, a donde quiera que dé.

sábado (II)

Aunque los de Uribarri insistan en ac/dc y Rosendo, y a menudo se oiga el waka waka (nada como una coreografía conocida para mimetizarse en la parranda) parece que la banda sonora de las txosnas va a ser, otro año más, el incombustible y militante Muguruza, en todas sus versiones.
Disfruto con dos txalaos que, tras un montón de chistes groseros y escatológicos, en el más puro estilo "payaso" (el "tonto" le falta el respeto al "serio" y éste le golpea con dos bastones naranjas), nos ponen a aplaudir a una mochila, con vítores y bravos, para que la gente se acerque. y vaya si se acercan.
En la Plaza Nueva bailo un rato con la prueba de sonido del grupo que va a actuar a la noche (reggae) y me tomo un café (qué café) en el Bilbao. A esta gente les entra el desembarco de Normandía de golpe en el local y se van todos atendidos y cobrados. (y sonrientes, que encima son majos).
En Unamuno, Pipo, un malabarista argentino que habla euskera, nos arranca sonrisas, risas y gritos.
-Estuve en Donosti y allá gritaban más..
Un gran motivador, sin duda.
Paseo entre las txosnas riendo las ocurrencias con que algunas están decoradas..