Itineraria de reflejos, lírica y melancólica, dejo parte de mí en cada paisaje que visito, pero no hallo donde quedarme.. empapado, continúo mi camino, a donde quiera que dé.

martes, miércoles

En la fiesta, ya lo dije una vez, llega un momento en que sucede como en el tiovivo, ya sabes qué va a pasar, porque ya lo has visto. Y aunque en Aste Nagusia siempre hay algo que sorprende, o al menos llama la atención, sí sucede que, como en la mencionada barraca, uno no sabe cuántas vueltas lleva ni cuántas le quedan por dar (¿alguien se ha entretenido alguna vez en contar las vueltas que da un tiovivo por viaje?)
Sirva la anterior tontería como disculpa-aclaración de por qué martes y miércoles llegan un poco mezclados.

Azkuna en una pecera sin agua del tamaño de un contenedor de puerto, desde donde la SER retransmite su programación. Digo Azkuna, sin señor ni otro título que le preceda, porque este hombre es ya, como Marijaia, o como en su día lo fue Gorordo (pero Azkuna más), un personaje de Bilbao. Uno puede tropezarse con él y tutearle, como si lo conociera de toda la vida (de hecho ésa es la sensación que tienen muchos bilbainos), sin que ello suponga ningún problema.
Lo hice, en una presentación de no recuerdo qué. Había salido a fumar un rato, cuando llegaba él.
- Qué.. tú justito al papeo, no?
- Quedarán pintxos.. porque si no ni entro.
- Sí, han guardado algunos.. que venía el alcalde, han dicho.

Siempre había dudado de si este hombre posee el don de la ubicuidad o son varios que se parecen mucho. No creo que haya un sólo número de El Correo de los últimos años en que no aparezca en varias fotos, tomadas en diferentes sitios (si uno coge el periódico Bilbao el efecto es alucinógeno). Además, tiene su vida privada (creo que hasta es abuelo) y ejerce de alcalde, que el tío se lo conoce todo y jamás le pillan en un renuncio (otra cosa es que se prepare las preguntas, vaya usted a saber).

El caso es que, tras verle en el programa de radio, me inclino más por la segunda opción: que son varios. Porque en los más de diez minutos que permanezco allí parado, no dice absolutamente nada. Y ése no es, no puede ser, el Azkuna que yo conozco..