Itineraria de reflejos, lírica y melancólica, dejo parte de mí en cada paisaje que visito, pero no hallo donde quedarme.. empapado, continúo mi camino, a donde quiera que dé.

Como una telaraña
entretejida en el pecho,
que impide respirar
con certeza.
Como cien quejidos
cristalizados en la garganta
que les impidió salir.

Una amenaza, un grito...

Como un alambre de espino
en el corazón,
cada latido duele.
Como un temblor en las manos,
que las obliga
a firmar torcido.

A veces, sólo una mirada, un gesto...

Como mil llagas eternas
en el caminar,
siempre indeciso.
Como muros de hielo
rodeando el alma,
que la encogen
hasta el más diminuto infinito.

Un golpe. Un sólo golpe...

Y todas las historias desaparecen
en una mancha indeleble,
en una cicatriz abierta
que perdura,
como una telaraña
entretejida en el pecho,
como cien quejidos
cristalizados
en la garganta,
como un alambre de espino
en el corazón,
como un temblor en las manos,
como mil llagas eternas
en el caminar...

Como muros de hielo, rodeando el alma.