Itineraria de reflejos, lírica y melancólica, dejo parte de mí en cada paisaje que visito, pero no hallo donde quedarme.. empapado, continúo mi camino, a donde quiera que dé.

Los niños llenan de gritos y vida la plaza, inventando su mundo, compartiéndolo a borbotones. Las palomas pican el suelo ajenas al bullicio, mientras los adultos en las terrazas se despistan en sus historias tibias.