Itineraria de reflejos, lírica y melancólica, dejo parte de mí en cada paisaje que visito, pero no hallo donde quedarme.. empapado, continúo mi camino, a donde quiera que dé.

A veces no veo
más que mi ceguera.
Y no encuentro,
no consigo encontrar
la salida.
A no ser
que abra los ojos.

Entonces os veo.

Cada pena, cada alegría,
cada paso dado,
cada paso por dar,
cada lucha, cada esfuerzo,
como un hilo que nos liga
sin nudos,
como una gran ola
que nos lleva hasta la orilla
y nos deja esperando
a que la siguiente ola venga
a bendecirnos con su agua.
Cada golpe, cada susurro
se vuelve latido,
pulso de la vida.
Cada sueño cumplido
ilumina el camino
de los que aún están por cumplir.

Cada peldaño es escalera.

Abro los ojos,
los brazos, las manos,
abro el alma hasta que duela
de alegría.
Y es entonces
cuando siento
viva
la Poesía.