Itineraria de reflejos, lírica y melancólica, dejo parte de mí en cada paisaje que visito, pero no hallo donde quedarme.. empapado, continúo mi camino, a donde quiera que dé.

A la vuelta de siete esquinas
de la puerta que da a mi colchón,
la ciudad ruge
en su desasosiego.
Frente a mi ventana, un sutil vientecillo
zarandea las hojas secas.