Itineraria de reflejos, lírica y melancólica, dejo parte de mí en cada paisaje que visito, pero no hallo donde quedarme.. empapado, continúo mi camino, a donde quiera que dé.

Me invitaron a palacio,
me mostraron sus lujos,
a mí, que regalé mi sombrajo.
Y en sus pasillos y estancias
disfruté
la lágrima
emocionada y agradecida
de un anciano,
la risa suelta
de un niño,
la sonrisa de un desconocido,
el abrazo de una amistad..

Y recogiendo mis bártulos,
hasta la próxima,
sonreí mi dicha,
que donde estoy, soy,
ni sé
ni quiero evitarlo.