Itineraria de reflejos, lírica y melancólica, dejo parte de mí en cada paisaje que visito, pero no hallo donde quedarme.. empapado, continúo mi camino, a donde quiera que dé.

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Tarde de cielo enfurecido y pájaros gritones, caramels de romaní, juegos serios, chanzas y conversación. Dijo un sabio con cara de no serlo que la felicidad era compartir unas nueces junto a una chimenea, también puede ser cuatro amigos en una húmeda esquina.