Itineraria de reflejos, lírica y melancólica, dejo parte de mí en cada paisaje que visito, pero no hallo donde quedarme.. empapado, continúo mi camino, a donde quiera que dé.

Mus

Me gusta el mus. Es el segundo juego que más me gusta. Quizá influya que es vasco -órdago, la mayor apuesta posible, viene de la expresión vasca “hor dago” (ahí están)- y que allí forma parte intrínseca de la cultura (la cultura de verdad, la que forja el carácter de un pueblo). Pero lo que más me atrae es que uno no depende tanto de las cartas que le entren como de su habilidad para manejarlas.
Fue una de las primeras lecciones de mi abuelo.
-Cuál es la mejor jugada..
-Cuatro reyes de mano!
-¿Sí?
Jugamos a cartas descubiertas, cuatro reyes para mí, él se dio “la gallega” (rey, caballo, sota y as).
-Habla, tú eres mano.
-Envido..
-No quiero.
Me saqué una piedra.
-Paso.
-Envido.
-No quiero.
Se sacó una piedra.
-Pares sí..
-Pares no, a juego.
-Juego sí..
-También.
-Paso.
-Envido.
-No quiero.
Y se sacó otra piedra.
Al contar, tres de duples para mí, tres de la una para él.
Total, cuatro a cinco, ganó “la gallega”.
-Entonces.. ¿la mejor jugada es ésa?
-Sólo si sabes que el otro tiene cuatro reyes.