Subo metros y más metros, busco distancia, quiero verme de lejos, como si ni siquiera imaginara.
El aire es húmedo, hay ramas esparcidas por el suelo, llevamos dos noches perras seguidas, y todo apunta a que van a ser tres.
Subo, sigo subiendo.
A quinientas millas de donde se supone que soy, el viento cascabelea en los árboles de hoja pequeña.
Aquí, ahora mismo, sólo soy un sueño. Ése es mi valor.