Itineraria de reflejos, lírica y melancólica, dejo parte de mí en cada paisaje que visito, pero no hallo donde quedarme.. empapado, continúo mi camino, a donde quiera que dé.

Conocí una ciudad, dicen que con la mirada aturdida, yo creo que nunca la tuve tan despierta.
Paseando, fui descubriendo sus gentes, sus maneras, los nombres que les dan a las cosas.
He recorrido esta ciudad ofuscado, sonriendo, enamorado, rotito.. hasta de mala hostia. Hemos tenido nuestras charlas..
Intento recordar cuándo decidí que había de ser aquí.. pero tengo la sensación de que fue la ciudad quien me dijo “ven, quédate”.