Quizá yo también fui un regalo. Una chispa de alegría cuando arrancabas. Tu bastón, desde el primer tropiezo.
Los dos sabemos de la magia (cómo no iban a saber una bruja y un diablo). Quizá alguna maga, de esas que les gusta hacer regalos, pensó
-Yo ya tengo mi príncipe, y no es momento para reyes. Pero este caballero sin escudo, del que dicen que fue pirata (y tantas otras cosas), está en la puerta esperando, pregunta por ti, y dice que no se va, sea cual sea la respuesta.