Itineraria de reflejos, lírica y melancólica, dejo parte de mí en cada paisaje que visito, pero no hallo donde quedarme.. empapado, continúo mi camino, a donde quiera que dé.

Vienen cada tarde. Él se sienta en un banco, ella queda en su silla. Cada uno abre su libro, pero leen juntos. Él a menudo se distrae con el paso de la gente, ella parece más concentrada.
Cuando ella cierra su libro, él hace lo propio, y conversan. Nunca me he acercado tanto como para saber de qué hablan, pero siempre responden a mi saludo con amable parsimonia. Él tiene la voz grave, ella dulce.
Les gusta observar, y se hacen comentarios sobre los niños, los transeúntes.. quién sabe si inventan historias.
Se retiran cuando oscurece, despacio, disfrutando del paseo.