Itineraria de reflejos, lírica y melancólica, dejo parte de mí en cada paisaje que visito, pero no hallo donde quedarme.. empapado, continúo mi camino, a donde quiera que dé.

Vuela sobre mí, gritando como si dijera
-Oye!
y dejando escapar de vez en cuando una risa floja.

Va a posarse sobre la puerta de la iglesia, y desde allí parece que me observe.

Vuelve a seguirme cuando reinicio la marcha, y a llamar como lo hizo el otro día (quizá no era ella, pero qué más da)

Hoy, una gaviota me indica el camino.