Itineraria de reflejos, lírica y melancólica, dejo parte de mí en cada paisaje que visito, pero no hallo donde quedarme.. empapado, continúo mi camino, a donde quiera que dé.

Las lágrimas de la ciudad desbordarían un río cada noche. Ya no hay lágrimas de rabia, la ciudad llora de resignación, sin consuelo.

Las personas, para llorar, buscan esquinas oscuras. Cuando duele de verdad, ha de ser a solas.