fuego y tierra,
estallido de matices,
ánimas a contraluz,
bulería, tango, clan,
maestro, gran maestro...
El Maestro.
Así, con mayúsculas.
Llegarán los siglos
y sentirán tu legado
como clásico,
sin saber
tu revolución,
tu juego, tu impulso,
tu necesidad de hacerlo.
Sol, campo,
viento granaíno,
casa, caballo...
martinete.
Gitano,
moro, español, andaluz,
vasco de nuevayó,
nuevo tú, eterno.
Simiente de una estrella,
La Estrella,
luz en la sombra,
eco de iglesia,
templo,
dulce y áspera,
más que bella,
hada de los duendes
de las gargantas rotas,
palmas, jolgorio
y de pronto
oración, sufrimiento,
dolor íntimo y escondido.
A vuestra luz y magia
imposibles
canto a hurtadillas
emocionado y dolido,
soy contemporáneo de genios.
Os rindo homenaje
con el pulso temblando,
Neruda, Cohen...
Lorca.
Ya me callo.
Sólo una palabra más,
quizá
la única que debí decir,
desde un principio
y por siempre:
OLE!!
a Enrique Morente