las que labraste con mayúsculas
y las que te dieron de comer.
Esquivo tus intenciones,
no me convences,
ya quién puede.
No me engañan
tus acólitos ni tus críticos,
a fin de cuentas sólo son
perros que ladran a tu caballo.
Me siento,
descanso,
y más que leerte
te siento.
Pequeño recodo
arremolinado y espumoso
en un río de caudal eterno,
eres el agua, el mar.
Dos versos tuyos
son una enciclopedia,
la vida, la muerte
y el camino que de una a otra lleva.
a Pablo Neruda