Juega el sol
a dibujar nuevos brillos
en el agua,
la acicala,
la peina y despeina,
y las crestas
que las rocas forman
sólo por hacerse notar
en medio del bullicio,
se agitan nerviosas
como si lucharan por
acercarse
unas a otras
y poder así compartir
su juego,
mientras las hierbas altas
en la ribera
se dejan mecer
por una leve brisa
recién despertada.