Itineraria de reflejos, lírica y melancólica, dejo parte de mí en cada paisaje que visito, pero no hallo donde quedarme.. empapado, continúo mi camino, a donde quiera que dé.

Mi querida Hikari

Arrodillado, dejó el estuche en el suelo. Respiró lenta y profundamente, como quien fabrica conscientemente un suspiro. Entrecerró los ojos, bajó la cabeza.

Nunca me fue tan difícil coger la pluma. He de decirte adiós, y no quiero. Más allá de perderte, me angustia saber cuánto sufrirás por mi ausencia.

Recorrió con la mirada, detenidamente, los símbolos que representaban a su familia. La herencia. Quien él era, representado en los que habían sido antes que él. 

No hay otro camino. ¿Qué legado dejaría a mi hijo?

Abrió el estuche, y contempló la que durante mucho tiempo había sido símbolo de respeto, de admiración. Incluso, de temor.

Te he fallado. Siento que te he sido desleal, porque debí haber estado a la altura.

Se desnudó de cintura para arriba, con la solemnidad de quien se viste para la más sagrada ceremonia.

Me voy con ese dolor.

Empuñó la espada y dirigió la punta hacia su estómago.

Tu amado esposo,
Kemuri