Itineraria de reflejos, lírica y melancólica, dejo parte de mí en cada paisaje que visito, pero no hallo donde quedarme.. empapado, continúo mi camino, a donde quiera que dé.

El tañer de campanas
clamó arrebato
y los pechos henchidos
de orgullo y sinrazón,
como algo visceral
que formara parte
de sus propios genes,
lloraron al unísono
de rabia.
Hubo concentraciones,
declaraciones,
desproporciones,
despropósitos.
Mientras la aldea
asentía bulliciosa,
se llenaron los despachos
de crespones
de todos los colores.
Elevaron su grito
los plañideros,
los guerrilleros,
los mercenarios,
los falsos.
Provocaron
al perro asesino
hasta que mordiera,
buscando satanizar
al mismo diablo,
y el perro loco
ciego, insano,
volvió a morder.
Y el tañer de campanas
clamó arrebato...