Itineraria de reflejos, lírica y melancólica, dejo parte de mí en cada paisaje que visito, pero no hallo donde quedarme.. empapado, continúo mi camino, a donde quiera que dé.

2013

Ha sido un año
de puertas cerradas
y ventanas abiertas.
Difícil, como todo
lo que merece la pena.
De cambios, procesos..
de ganarse el lecho y el sustento.
De lágrimas saladas
y cálidas,
de abrazos dulces
y alguna mirada fría.
De maravillosos espejos brillantes
y sonrisas sinceras,
propias, ajenas, compartidas..
de rayos de sol en el bosque.
De primeros escalones,
y largas escaleras
aún por subir.
De aprendizajes,
duros y repentinos unos,
largos y lentos otros,
insistentes.
De asumir,
porque no hay más,
y es lo que toca.
De adioses,
y extraordinarios holas.
De familia, por fin,
con toda la fuerza
que este concepto carga.
De emociones fuertes,
intensas,
de futuros recuerdos
imborrables.
De momentos de contemplación,
atardeceres lentos
y algún amanecer anaranjado.
De intentar, perder,
y volver a intentar
(y perder otra vez, e intentar de nuevo).
De viento, lluvia y tormenta.
De sol, brisa y montaña.
De perder el tiempo,
y reencontrarlo.

De sorpresas y fiestas,
y una fiesta sorpresa.
De homenajes, agradecimientos,
de recibir, de dar, de ofrecer
(y qué placer cuando aceptan lo ofrecido)..

Como en todos,
hubo momentos,
situaciones,
en que no di la talla.
En este,
también recuerdo otros
en que brillé
más allá de lo esperado.

Total,
que ha sido un año raro,
muy raro..
pero, hay que ser honesto,
ha sido un año
cojonudo.