Itineraria de reflejos, lírica y melancólica, dejo parte de mí en cada paisaje que visito, pero no hallo donde quedarme.. empapado, continúo mi camino, a donde quiera que dé.

Pasea sin moverse, apostándose en veredas que sólo él conoce, dura mañana de invierno en que nada apetece. Triste figura reflejada en el cristal oscuro, ha olvidado vestirse su sonrisa. Ni el sol, ni el aire fresco de la mañana, parecen alegrarle, hoy no busca más compañía que su propia ausencia. Las aceras desnudas de pisadas pintan la calle de soledad, y en su mirada lejana queda un vacío, que una vez ocupó una lágrima.
Hoy se ha sentado en una eterna despedida, antes de llegar a ninguna parte, mientras lame una vieja herida para mantenerla húmeda.