Itineraria de reflejos, lírica y melancólica, dejo parte de mí en cada paisaje que visito, pero no hallo donde quedarme.. empapado, continúo mi camino, a donde quiera que dé.

Un cielo desnudo y gélido va aclarando su tono al ritmo de los primeros sonidos de la mañana: un ladrido lejano, unos aventurados pajarillos.. y el tic-tac de cien mil relojes que marcan el pulso obligado.