Seguramente no sabe de su aura. De su particular dulzura. De cómo deja caer una suave alegría por donde va, prendiendo sonrisas que son teas en la penumbra.
Como una flor que dejara un reguero de aroma, la sigue y envuelve una niebla de cariño y ternura.
Nos anima con su sola presencia, con su perenne sonrisa. Nos aturde con su acento, su naturalidad.. hada de los enanos golfillos.