Itineraria de reflejos, lírica y melancólica, dejo parte de mí en cada paisaje que visito, pero no hallo donde quedarme.. empapado, continúo mi camino, a donde quiera que dé.

Lluvia fina, pero lluvia. El clima lleva recordándome mi tierra todo el día. Guarecido, con cierto aire de abandono, tras la semana más dura de mi vida, empiezo a hallar fuerzas. No por otros, por mí.

Se hacen pequeños charcos, donde las gotas crean burbujas al caer. Nadie cruza la plaza, aparecen por las esquinas con caras sorprendidas, el verano ha sido demasiado largo, y parace que hayan olvidado la lluvia.

Poco a poco voy descargándome de culpas, asumiendo errores con inocencia.

Me he pasado la mañana recorriendo despachos donde, con buena cara, casi con mimo, me intentaban explicar que no existo. Qué sabrán ellos.

Ya no me quedan trucos, ni ases, ya no hay jugador de ventaja, me han visto las cartas.

Y sin embargo, sonrío.

Quizá porque, si uno es lo que tiene, poco valgo, pero si uno vale lo que es..