Itineraria de reflejos, lírica y melancólica, dejo parte de mí en cada paisaje que visito, pero no hallo donde quedarme.. empapado, continúo mi camino, a donde quiera que dé.

Subamos la montaña
con nuestras breves antorchas,
no traeremos el día,
pero lo agradecerá la noche.
Aparquemos la pasión,
el arrebato,
vamos a sentarnos
y mirarnos a los ojos.
Arriad las banderas,
desvestid los santos,
amémonos serenos
hasta emborracharnos.
Que canten los niños
si quieren, distraídos,
que cada tarde es su tarde,
pero las noches son nuestras.
Enseñadles canciones
y juegos donde no compitan,
que de sonrisa a sonrisa
se den la mano,
que aprendan la palabra
amigo,
será un buen principio.
Y que a tus ojos
crezca mi orgullo,
que cuanto más me miras,
más me gusto.