Itineraria de reflejos, lírica y melancólica, dejo parte de mí en cada paisaje que visito, pero no hallo donde quedarme.. empapado, continúo mi camino, a donde quiera que dé.

Se llama Mar. Su conversación se desliga en hilos que a veces no anuda, plena de deliciosas referencias a canciones y libros de toda índole, y a menudo se interrumpe con cualquier estímulo que el momento le proporcione, disfrutándolo todo con la pasión de un cachorro.
Ha viajado tanto que no sabe de dónde es, pero sí de cuándo: de ahora. De un ahora preciso y eterno que colma con todos los pasados habidos y todos los futuros por venir.
Sonríe con una pena dulce, y su voz, grave y arenosa, suena cargada de ternura y cariño. Mezcla catalán, inglés y castellano, y me cuenta que hacía mucho tiempo que no venía a sentarse al sol a su plaza favorita: la de la Revolución.
Gràcia, 12 de noviembre de 2014