Anoche se arrebató el cielo:
lluvia, rayos, truenos
y un viento que laceraba
los rostros y encogía los cuerpos.
Todos corrieron
en busca de refugio,
salvo un loco que sonreía
-Qué más..
Hoy ha despertado
fresco, tranquilo,
como queda el niño
tras la rabieta.
La brisa lo acaricia todo
y todos sonríen,
salvo el loco,
que se empeña en no hacerlo.